Jorge Varona Cané, caballero cubano de la trompeta

La música llenó los pulmones y el espíritu de un camagüeyano muy especial, cuya virtud y distinción lo colocan en la cima del pentagrama criollo: Jorge Varona Cané, quien eternizó su elegancia al ejecutar la trompeta, la cual lo guarda como uno de sus mejores exponentes en la isla.

La pasión por instrumentos de viento condujo desde muy pequeño al creador a una carrera de aprendizaje, enseñanzas y aportes singulares.

El bombardino y el trombón también interesaron a este estudioso del arte sonoro, quien, al pasar por diferentes agrupaciones, reafirmó su destreza como trompetista de altos quilates.

Con sobrado talento Varona Cané fue un caballero que supo dibujarle melodías al viento sin necesidad de estridencias. Coloreó cada sentimiento con las notas más acompasadas que recuerde una trompeta y no pocos de los grandes de ese instrumento en Cuba lo escogieron como maestro.

Fundador del mítico grupo Irakere es, sin dudas, una marca indeleble de su exquisitez como músico. Y antes lo había demostrado, entre otros, con el conjunto Casino, la orquesta Sabor de Cuba, dirigida por Don Bebo Valdés, la de Eddy Gaytán, la Banda Gigante de Benny Moré, la Orquesta Cubana de Música Moderna o el Conjunto Instrumental Nuestro Tiempo, bajo la batuta de Manuel Duchesne Cuzán.

El jazz lo enamoró y le correspondió con dedicación, con la suavidad de su forma de ejecutar, con el virtuosismo más exclusivo.

Protagonista de una vida ejemplar, logró formar una agrupación de breve existencia con sus dos hijos, a quienes les trasmitió su rigor al vestirse y al conducirse en cada lugar.

Dentro y fuera de fronteras formó excelentes hornadas de músicos, al tiempo que legaba su arte en un magnífico disco denominado Blanco y negro.

Cual leyenda de la trompeta cubana, Jorge Varona Cané, quien nació el 3 de julio de 1932, falleció en La Habana a la temprana edad de 56 años.

(Con aporte de la Enciclopedia Cubana Ecured)

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