Gran consternación dentro del gremio de las Charangas cubanas ha traído la reciente partida física, este 27 de julio, de Jacinto Joaquín Oliveros Gavilán, conocido como J.J. Oliveros, “El Jilguero de Centro Habana”, uno de los mejores flautistas de cinco llaves en la historia de la música cubana.
Oliveros Gavilán nació el 11 de septiembre de 1945 en la barriada habanera de Cayo Hueso. Desde joven recibió la influencia de una rica variedad de géneros musicales y tuvo como ídolo al gran Antonio Arcaño.A los 8 añosde edad decidió que quería tocar la flauta y siendo un adolescente pudo matricular en el Conservatorio Alejandro García Caturla de La Habana.
Cuentan que adquirió de forma casual, en la calle, su primera flauta de madera de cinco llaves. Mientras estudiaba la flauta de sistema en el Conservatorio se formaba en la música popular con Antonio Arcaño y José Antonio Fajardo.
En 1961 formó parte de la orquesta La Fascinación y al año siguiente debutó profesionalmente en un programa de radio con la Orquesta Sensación, dirigida por Rolando Valdés, con la cual grabó tres discos de larga duración y donde trabajó con el famoso cantante Abelardo Barroso.
A partir de 1968 llegó a la orquesta Melodías del 40 en la que se mantuvo durante dos años. Más adelante integró la formación de Marqués de Marfil y acompañó al destacado pianista Pedro Justiz (Peruchín Jr.).
En 1973 pasó a integrar el Combo de Senén Suárez. En esa época Oliveros participó en Las Estrellas de Areíto, grabaciones que se publicaron en Venezuela bajo ese sello. Aunque no se lanzaron en Cuba en formato LP han sido valoradas por su calidad y son muy apreciadas por algunos melómanos.
Entre 1982 y 1987 trabajó en la Orquesta de Enrique Jorrín. Después llegó a la Orquesta de Pancho el Bravo. Aunque su paso por esa agrupación fue breve, solo un año, dejó una huella que continuó influyendo en su carrera musical posterior.
Junto a Pancho el Bravo, Oliveros pudo perfeccionar su técnica y estilo musical. La experiencia resultó clave para el desarrollo de su vida artística en el mundo del Latin-Jazz. Luego de estar en la Charanga Rubalcaba tuvo la oportunidad de acompañar a destacadas figuras de la escena jazzística como: Emiliano Salvador, Frank Emilio, Bobby Carcassés.
De igual manera, compartió la escena con el percusionista Pepe Espinosa y los cantantes Pichi Valdés y Pedrito Calvo, entre otros. Todas esas colaboraciones ayudaron a moldear el estilo y la trayectoria musical de Oliveros.
Otro punto importante en su desempeño profesional fue el sello Envidia. Su discografía con la casa productora incluye: De Bala… (2000), Te Pongo a Gozar (2002) y Latin Mood Flute (2005) donde Oliveros presentó una fusión entre el jazz y la música cubana. En esos álbumes muestra su virtuosismo y creatividad a la hora de tocar la flauta.
Además, bajo el sello Envidia lanzó: Aguiar 207 su casa y la Mía! (2007), El Jilguero de Centro Habana (2012), y Grandes Éxitos (Remasterizado), del año 2021, donde compila algunas de sus canciones más destacadas y ofrece una nueva versión de su música.
A lo anterior se suman sus colaboraciones en las grabaciones de artistas como Boniatillo, Jesusito Pérez, la Orquesta de Neno González, Issac Delgado, Pablo Milanés, el grupo de Emiliano Salvador y los Afro Cuban All Stars, de Chucho Valdés, por solo citar algunos nombres.
En los últimos lustros el integrante de la Charanga All Stars, se dedicó a la enseñanza de la flauta de madera de cinco llaves y fue parte activa de la bohemia habanera al acompañar a distintos músicos en cabarets y bares de la capital cubana.
Su despedida de duelo tuvo lugar este 28 de julio, en la Necrópolis Cristóbal Colón y devino emotivo tributo al inigualable talento de “El Jilguero de Centro Habana”.
Durante la ceremonia luctuosa, el también gran flautista cubano Orlando Valle “Maraca” expresó su profundo respeto por Oliveros al afirmar: «Siempre lo admiré porque con él había que tocar charanga. Si quieres tocar esa música, tienes que pasar por él, al igual que por otros grandes como Richard Egües, Arcaño y Fajardo. No se trata de irte por encima ni por los lados; hay que tocar como él o como ellos, que fueron quienes inventaron esta música», dijo el Maestro.
Mientras se escuchaban las melodías de la flauta resonando en el aire, Valle continuó su emotivo discurso:
«Aquí no estamos despidiendo un duelo, pues la flauta sigue, no para. Joaquín tenía un estilo muy particular que ha influenciado a muchos alumnos dentro y fuera de Cuba, donde se estudia su estilo de ejecución. Todos nosotros, los flautistas reconocidos, llevamos un sello que nos distingue. Esto es una cadena, donde hay que seguir, como en el atletismo, pasándonos el testigo».
Maraca concluyó su homenaje con un mensaje de gratitud: «Honrar, honra, y por eso estamos aquí para decir: gracias, Maestro Joaquín Oliveros, por su legado a la cultura cubana. Su música no será olvidada; será escuchada, será bailada y será estudiada».
La comunidad de flautistas cubanos se unió a ese tributo y aseguró que el legado de Oliveros perdurará en el tiempo, inspirando a futuras generaciones de músicos.
“Las charangas están de luto”… Joaquín Oliveros fue y será de esos flautistas incomparables que han pasado por las charangas. Partió de este mundo físicamente pero será recordado siempre por su obra. Que descanse en paz “El jilguero de Centro Habana””, publicó en su perfil de Facebook la Orquesta Aragón de Cuba.
*Nota redactada con la colaboración de Claudio Aguilera, promotor cultural del proyecto comunitario Fanguito Mío y del canal de YouTube Bohemia y Montuno
Foto: Tomada de Fotohttps://envidialujuriamusic.com/