Gina León, una leyenda del cabaret Capri

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La cantante cubana, Gina León, leyenda de los 60 en el cabaret Capri, falleció el pasado jueves 13, en su apartamento, en un edificio en El vedado, cerca del teatro Amadeo Roldán.

Se mantuvo retirada de la escena por muchos años, después de pasar su gran momento de la canción. Ya había hecho historia en aquellos años 60, en una etapa de cambios sociales y musicales.

Sabemos de su voz de agradable cancionera, de elegancia en su vestir con aquel moño que la caracterizó.

Su llegada al Capri fue un suceso musical, sustituía nada menos que a la Reina del bolero, Olga Guillot. Todo eso se desarrolla en 1961, en el Capri el productor Anido estrenaba su superproducción Serenata Mulata, protagonizada por la Guillot. En la cual actuaban también Celeste Mendoza, Gigi Ámbar, la vedette Clarita Castillo, el crooner Tony Escarpenter y la vedette Juana Bacallao. Dos colosos del espectáculo musical redondeaban el equipo: Joaquín Riviera en la coreografía y Rafael Ortega en la dirección musical. Joaquín haría historia años después en Caracas, Venezuela.

La Guillot tenía, en ese mes de marzo, un jugoso contrato en Caracas, Venezuela. Todos auguraban un fracaso de la producción de Anido. Pero siempre los artistas guardan una carta para las llamadas “muerte súbita”. Anido conocía del despegue artísticos de Gina en el cabaret Caribe del Hotel Habana Libre, así como en los espacios de radio y televisión. Incluso, ella, en esos momentos grababa para Gema, el sello disquero de Guillermo Álvarez Gujedes, un long play con doce temas.

El desafío era muy grande para Gina, pero la juventud, voz agradable y fina presencia le ayudaron a salir airosa. Tanto así es que llega a ser la primera cantante cubana, o de las primeras, que logra un disco dedicado especialmente a sus actuaciones en uno de los más afamados cabarets de La Habana, bajo el título: Gina canta en el Capri.

Los comentarios de la época redactan que:

Cerrado el contrato, Gina debutó en el Capri, con tal fuerza arrolladora que el lugar se convirtió en un sitio obligado de los noctámbulos y sus parejas que se disputaban la posibilidad de reservar una mesa en esa especie de catedral de lo sentimental.

Para julio del 61 ya Anido concibió, especialmente para ella, Me voy pa´ Brasil e incluso delineó los más impactantes y fuera de serie diseños que se hayan conocido en aquella época.

Su repertorio de canciones es amplio y entre ellas podemos citar ʺCanta lo sentimentalʺ, de Fuentes y Montiel; ʺEclipseʺ, de Margarita Lecuona; ʺComo aquel díaʺ, de Ricardo Rodríguez; ʺEstar enamoradoʺ, de Adolfo Guzmán; ʺPerdónameʺ, de Felo Bergaza; ʺAléjateʺ, de Roberto Cantoral; ʺDebí llorarʺ, de Piloto, y Vera y su emblemática ʺQue te cuestaʺ, de Ricardo García Perdomo, y muchas otras canciones que se difundían sin parar.

La compositora Marta Valdés dijo de Gina:

Ella tiene unas características vocales poco usuales en nuestro medio artístico actual. En primer lugar, por sus posibilidades en el registro agudo —lo cual no es frecuente en nuestras cancioneras—, y, en segundo lugar, porque posee un timbre pastoso, agradable y una manera de utilizarlo en los momentos del clímax melódico, sin una sola estridencia.

Llegué a conocer a Gina en su propio apartamento, en 1992, cuando conocí a su hija Ivanesa Cabrera. Por cierto, Ivanesa poseía una apreciable voz, aunque nunca se decidió por ese camino. Pude entrevistar varias veces a Gina, algunas salieron en el periódico Tribuna de La Habana. Me contaba acerca de aquellos primeros tiempos cuando nació cerca de los famosos Jardines de la Tropical, en la zona de Puentes Grandes:

Nací el 19 de abril de 1937, desde muy joven me gustaba cantar, mis padres no eran artistas, pero yo siempre sentí inclinaciones por el canto, Mi abuela Águeda, solía en cada oportunidad encender la radio para oír danzones y canciones románticas, especialmente boleros de moda. Los propios vecinos, amigos y familiares descubrieron pronto que yo podía cantar y bien.

La madre decidió un día llevarla a una escuela de música para que le hicieran una prueba de la cual salió airosa (catalogaron su voz de mezzo soprano).

Quisieron que ella se inclinara a lo operático, pero Gina dijo que de eso nada: «Lo mío es lo popular». Y así quiso el destino que fuera una de nuestras valiosas cancioneras de los trepidantes años 60, una década un poco olvidada.