Los buenos soneros tienen el mérito de mantener la esencia de una de las músicas de fundación de Cuba. Uno de esos colosos fue Eugenio Rodríguez, llamado El Raspa, del Septeto Nacional Ignacio Piñeiro, una verdadera institución musical.
El Raspa llega al Septeto Nacional después de una estancia en el conjunto de Chapottin y sus Estrellas, junto al famoso cantor Miguelito Cuní, toda una leyenda. De esa fuente se nutrió El Raspa. Sonero y guarachero natural, con su voz atonal como piden los soneros, se mantuvo muchos años, en esa más reciente etapa del Septeto en donde se mantuvo como director por una etapa.
Conversé mucho con Eugenio, era un hombre llano, natural y muy jovial. Lo visitaba en la peña que amó, en Malecón y Prado. En varias ocasiones conversamos de su vida y del Septeto que tanto amaba. También hablamos mucho en el inaugurado Palacio de la Rumba, bajo la imponente ceiba, en el Parque de Trillo, en ese querido barrio de Cayo Hueso.
Otra vez lo hicimos en el 2010, en la presentación oficial del disco Desafiando al destino, de la firma Bis Music, con esos sones de primera línea. De ello queda para la historia el videoclip “80 años de son” como valioso bonus track, con ese calidoscopio de grandes intérpretes e instrumentistas. En ese disco disfrutamos, en sus catorce temas, del bolero, el son, la guaracha-son, guajira-son y el son-chá.
¿Eugenio qué integrantes grabaron ese disco?
Francisco D. Oropesa Hernández, El matador (bongó); Enrique A. Collazo (tresero); Raúl Acea Rivero, El Kao (contrabajo); Roberto Sacerio Oliva (voz segunda y guitarra); Crispín Diaz Hernández, Vladimir (voz primera y maracas); Agustín Someillán García (trompeta) y este servidor: Eugenio Rodríguez.
¿Hay invitados?
El cantante sonero Félix Baloy, Pablo Justiz del conjunto Los Naranjos, Emilio Moret (Septeto Habanero), Ernesto El pluma Oliva (Septeto Típico de Sones), Pedro Lugo El Nene (Son del Nene), las congas de Tomás Ramos Ortiz El Panga, Enrique Iriarte Culebra (piano) y la voz especial de Beatriz Márquez.
¿Hablemos de las giras musicales del septeto en los últimos tiempos, por ejemplo, en los Estados Unidos?
Ese viaje, en el 2009, nos abrió un camino en ese enorme país que ama la música cubana, sobre todo por los latinos que en allá viven. Fue la primera vez que este actual septeto visitaba a ese pueblo. La gira se llamó “Desafiando el destino”, como nuestro disco. Se desarrolló la gira del 6 al 30 de noviembre, organizada por el Hostos Center for the Art and Culture de Nueva York, en cooperación con Leo Tizol de la Compañía Productions Mundo Libre Music y Billy Martínez. Hicimos 19 conciertos en Nueva York, Chicago, San Francisco, Los Ángeles, Miami y Puerto Rico. En esos conciertos la gente, algunos de mucha edad, se sentaba hasta en los pasillos, y se subió al escenario en uno de los países Eddy Palmieri, astro de la llamada salsa (son). Participaron parejas de baile de la Compañía Areito Performance, del Colegio prestigioso. Imagínate, la última vez que el inicial Septeto Nacional estuvo en los Estados Unidos fue en el año 1933, en la Feria de Chicago donde obtuvieron Medalla de Oro.
¿Qué pasó en Nueva York?
Nos presentamos en el restaurante “La guantanamera”, en el mismo Manhattan. Tocamos en el SOB´s, para el dueño Larry Gold, allí la gente va temprano para aprender a bailar y, después bailan con la agrupación invitada. Hay ambiente de son, de música cubana. De nuestra gira hablaron a la prensa los empresarios y músicos de la Fania, como Johnny Pacheco, el cantante Ismael Miranda. Otras figuras: Pedrito Martínez y Román Anaya, valiosos percusionistas cubanos. En el New York Times, Joe Pareles publicó: “El Septeto Nacional está entre los pioneros del sonido cubano y la música bailable porque son los cimientos de la salsa y la música latina”. Otros muchos criterios favorables a favor de la música cubana. Y, en el periódico Granma Internacional aparece una crónica sabrosa, casualmente es tuya, en la que se dice: “El son vuelve a estremecer a Nueva York. Nuestros músicos cubanos cabalgan por encima de las geografías. La música cubana nuevamente rompe fronteras”. Mira, las anécdotas, las experiencias han sido muchas, no solamente en los Estados Unidos, sino en Canadá, Cali, Colombia, difícil de mostrar en una entrevista.
El Septeto Nacional Ignacio Piñeiro con su cantante Eugenio Rodríguez, El Raspa, han sido los nuevos poetas del son, inscritos con letras doradas en la historia del son cubano. Ignacio Piñeiro fue el grande del son habanero, el genio, el de la fundación de una música que estremece al mundo salsero (sonero).
Este es el homenaje al Raspa, que dirigió el Septeto Nacional a insistencia del emblemático y gran rumbero-sonero del Septeto Nacional, Carlos Embale, en 1982.