El jazz en la colección de Ernest Hemingway

Art Tatum

En el marco del XX Coloquio Internacional Ernest Hemingway, celebrado en el hemiciclo del Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana, la licenciada Lázara Isabel Guerra Valido, museóloga especialista del Museo Ernest Hemingway, presentó la ponencia “Introducción a los estilos pianísticos de jazz en la colección Hemingway”.

Este evento académico no solo rindió homenaje al célebre escritor estadounidense, sino que también permitió descubrir una faceta menos conocida de su vida: su profunda pasión por la música, en especial por el jazz.

Una colección musical única

La colección musical de Hemingway, conservada en el museo que lleva su nombre –desde su fundación en 1962–, está integrada por más de 900 discos de diversos géneros, desde los clásicos (Mozart, Bach, Verdi) hasta el jazz, el gospel, espiritual, y la música cubana de Ernesto Lecuona.

Según explicó la subdirectora del museo, la licenciada Isbel Iseel Ferreiro Garit, gracias a la donación de un equipo canadiense, esta colección ha sido sometida a un proceso de digitalización, con el objetivo de preservar y compartir este legado con los visitantes del museo.

Ferreiro Garit destacó que, durante más de veinte años, la institución ha trabajado para mostrar una faceta diferente de Hemingway, más allá de la imagen tradicional de hombre bohemio y mujeriego, resaltando su excelente gusto por el arte y la música.

La digitalización y clasificación de los discos aseguran la preservación de este patrimonio para las futuras generaciones, consolidando al museo como un referente internacional en el estudio del jazz y su impacto en la cultura universal.

Aunque algunos discos presentan el desgaste propio del tiempo, el museo conserva la colección completa y considera la posibilidad de publicarla en un fonograma. No obstante, los responsables de la institución prefieren mantener la autenticidad de los registros, incluso con las marcas del paso de los años, como una forma de acercar al público a la verdadera esencia de Hemingway y su época.

Grandes figuras del jazz en la colección

Dentro de la vasta colección, destaca una sección dedicada al jazz, compuesta por más de 400 discos, principalmente de vinilo, que abarcan desde ejemplares de las décadas de 1920 y 1930 hasta grabaciones de 1939 a 1960.

Esta selección ha sido clasificada atendiendo a criterios como el origen, la descripción artística y los intérpretes, revelando la importancia del jazz en la sensibilidad artístico-musical de Hemingway, especialmente durante su residencia en Cuba entre 1939 y 1960, dijo Guerra Valido.

Entre los tesoros de la colección se encuentran discos de figuras legendarias como Fats Waller, uno de los grandes pianistas de la historia del jazz, y Andy Razaf, letrista y colaborador habitual de Waller, con grabaciones emblemáticas bajo el sello RCA Víctor.

Waller, además de compositor era animador de clubes emblemáticos como el Policin, en el barrio de Harlem, de Nueva York, donde se presentaban las mejores bandas y artistas afroamericanos de la época.

También figuran en el tesauro, discos del Art Tatum Trío, agrupación integrada por el virtuoso pianista Art Tatum, el guitarrista Tiny Grimes y el bajista Slam Stewart, cuyas grabaciones entre 1949 y 1952, bajo el sello Capitol Records, son consideradas joyas del género.

La colección incluye, además, obras de Edward Kennedy Duke Ellington, conocido como el Duque del Jazz, así como del saxofonista Johnny Hodges. Entre los discos más destacados se encuentran Hot Piano, que reúne piezas representativas de maestros como: Earl Hines, Waller, Duke Ellington y Jelly Roll Morton.

De igual manera sobresale el álbum Smoke Rigge (compilación lanzada en 1944 por Víctor Records), con piezas de la era del swing de ocho grandes directores de orquesta, entre los que se destacan: Duke Ellington, Benny Goodman, Tommy Dorsey y Glenn Miller.

Legado del jazz en la vida de Hemingway

El análisis museológico revela que el jazz ocupa el segundo lugar en cantidad dentro de la colección, solo superado por la música clásica. La presencia de estos discos no solo responde a una preferencia estética, sino que también evidencia la influencia de diversas culturas musicales en la vida de Hemingway.

Su contacto con la música afroamericana, tanto en Estados Unidos como durante sus viajes y residencia en Cuba, fue determinante para el desarrollo de su sensibilidad artística.

La colección permite rastrear la evolución del jazz desde sus orígenes en Nueva Orleans y Chicago hasta su consolidación en Nueva York, reflejando estilos como el stride piano y el swing, así como la transición hacia el bebop y otros géneros posteriores.

Un patrimonio vivo

La riqueza de la colección de Hemingway no reside solo en la cantidad o antigüedad de los discos, sino en su valor patrimonial y cultural. Estos registros son testimonio de una época y de la interacción del novelista con el mundo musical de su tiempo.

Como señaló la especialista Guerra Valido, los pianistas representados en la colección llevaron el arte del jazz a nuevas alturas, con habilidades técnicas, improvisación innovadora y una pasión que se percibe en cada fonograma.

El trabajo museológico realizado en el museo permite hoy acercarse a este legado desde una perspectiva integral, reconociendo la música como parte esencial de la vida del escritor.

Por su parte, Esperanza García, museóloga encargada de la habitación 511, en el hotel Ambos Mundos, –lugar donde Hemingway se alojó entre 1932 y 1939–, mostró su disposición a montar una exposición relacionada con las colecciones de jazz del autor de Las verdes colinas de África, para ampliar así las oportunidades de que el público conozca esta dimensión menos explorada del Premio Nobel de Literatura, 1954.

Así, el Coloquio Internacional no solo celebró la literatura, sino también la música, revelando a un Hemingway melómano y coleccionista, cuya pasión por el jazz sigue inspirando a investigadores, músicos y amantes del arte en todo el mundo.

En el siguiente video de archivo una breve entrevista a Hemingway realizada por la televisión cubana en 1954, a propósito del Premio Nobel:

Foto: Cortesía de la autora

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