El danzón: expresión viva de la identidad musical cubana

Indira Fajardo

En Cuba se avanza en el camino hacia el reconocimiento de la práctica del danzón como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. Así lo confirmó Indira Fajardo, presidenta del Instituto Cubano de la Música (ICM), durante un encuentro con portadores, investigadores y representantes institucionales encargados de la elaboración del expediente oficial, previsto para presentar en marzo de 2026.

Fajardo explicó que este proceso se desarrolla tras años de maduración y aprendizajes derivados de otras experiencias anteriores como la inscripción binacional de México y Cuba del bolero en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Recordó que el danzón fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación en 2013, pero con este expediente se busca un reconocimiento internacional que refleje su vigencia y valor comunitario. 

“Quizás ahora estemos teniendo la conciencia real de que todas las condiciones se han creado para poder hacer posible que se presente este expediente”, subrayó. La presidenta del ICM insistió en la importancia de la socialización del proceso entre los portadores de la tradición, un paso que, según dijo, en anteriores expedientes no se logró con suficiente amplitud.

“Entendíamos que faltaba mucha información o que no la socializamos lo suficiente, por eso estamos haciendo este tipo de encuentros, para compartir cada detalle del expediente y del porqué de esta solicitud ante la Unesco”, destacó.

El expediente, puntualizó Fajardo, no se concibe como un documento puramente musicológico, sino como una síntesis del tejido cultural que rodea esta práctica. Por ello, participan cuatro entidades clave: el Instituto Cubano de la Música, el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana (Cidmuc), el Consejo Nacional de Patrimonio Cultural y el Consejo Nacional de Casas de Cultura. Cada una de ellas aporta desde su ámbito —profesional, metodológico y comunitario— para garantizar una visión integral.

“El expediente tiene que escribirse en un lenguaje que parezca que lo redacta un portador, pero con rigor técnico y claridad para los expertos internacionales”, explicó.

El proceso también incluye la recopilación de información en todas las provincias, con encuestas, planillas y testimonios firmados por los portadores, además de la elaboración de un audiovisual que sintetice la esencia del danzón cubano. “Es importante escuchar las opiniones de los participantes para definir qué debe mostrar ese documental, que no será extenso, pero sí muy representativo”, apuntó la funcionaria.

Uno de los componentes centrales del expediente es el plan de salvaguarda, que definirá las medidas que cada institución implementará para la preservación de esa práctica.

Fajardo alertó que una declaratoria no tiene sentido si no se acompaña de acciones sostenidas en el tiempo. “Debemos preservar que se sigan haciendo conciertos de danzón, que su repertorio se escuche y baile, que se estudie en las escuelas y que los jóvenes lo asuman como parte de su identidad musical”, señaló. 

En este sentido, añadió, la radio y la televisión cubanas desempeñan un papel esencial para visibilizar tanto a las orquestas tradicionales como a los nuevos talentos que cultivan el género.

Según Fajardo, el horizonte temporal del proyecto se extiende más allá de la presentación del expediente. 

Durante 2026 se continuará con acciones de promoción, comunicación y eventos que acompañen el proceso de evaluación, con vistas a que la Unesco emita su decisión final en 2027.

“Tenemos todo un año para seguir informando a nuestro pueblo y preservando espacios donde se viva el danzón, desde festivales hasta celebraciones locales”, expresó.

La presidenta del ICM insistió también en la dimensión colectiva de esta aspiración: “Cuando se declara una práctica como patrimonio, el objetivo no es solo tener un título, sino que todos comprendamos el valor de lo que estamos defendiendo. No es un patrimonio individual, sino un legado compartido”.

Finalmente, resaltó el compromiso de los artistas, investigadores y líderes culturales que acompañan el proceso: Rafael Lay, José Loyola, Ethiel Faílde y Jorge Vistel. “Son ellos quienes le dan rostro y sentido a esta candidatura; su liderazgo será esencial cuando defendamos ante la Unesco lo que representa el danzón para Cuba y para el resto del mundo», concluyó.

Foto: Cortesía de la autora

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