Edgardo Martín Cantero, arquitecto sonoro de la música cubana

Edgardo Martín Cantero

En la pulcritud de una partitura, en un silencio que precede al primer compás, se revelan a veces las convicciones más profundas de un artista: rigor, entrega, amor genuino por la música. Edgardo Martín Cantero fue uno de esos compositores cubanos cuyo trabajo respiraba ese silencio, al mismo tiempo que lo poblaba de formas, melodías y herencia.

Nació en la central provincia de Cienfuegos, el 6 de octubre de 1915 y desde muy joven se formó en piano con la profesora Áurea Suárez. En 1935 se trasladó a La Habana, donde continuó sus estudios: aprendió piano con Jascha Fischermann y con César Pérez Sentenat, así como composición bajo la tutela de José Ardévol en el Conservatorio Municipal. 

Fue también profesor de Historia de la música y Estética musical, así como de Análisis musical integral en instituciones formativas, por ejemplo, el Conservatorio Municipal de La Habana y la Escuela Nacional de Música. 

Edgardo Martín integró el Grupo de Renovación Musical, junto a figuras como Harold Gramatges, Julián Orbón, Hilario González, Argeliers León, entre otros, bajo la orientación de José Ardévol. Ese colectivo fue clave en las décadas de los cuarenta y cincuenta para promover nuevas estéticas y compromisos artísticos más allá del simple folklore, buscando una música de concierto con raíz cubana pero consciente de los movimientos contemporáneos. 

Su catálogo de obras es amplio y variado: compuso para orquesta sinfónica, música de cámara, coros, voz y piano, ballet, piezas instrumentales, obras dramáticas, entre las que sobresalen: “Fugas para orquesta de cuerdas” (1947); “Soneras nº 1” (1951); “Danzón nº 1” (1954); “El caballo de coral” (ballet, 1960, texto de Onelio Jorge Cardoso); “La conga de Jagua, para dos pianos” (1944). También obras vocales y corales como “Los dos abuelos, cantata para coro mixto y orquesta” (1949), con texto de Nicolás Guillén. 

Más allá de componer, contribuyó como crítico musical, como profesor, como gestor cultural. Escribió notas de programa para conciertos, colaboró con publicaciones como Información, La Música, Nuestro Tiempo, Granma. Fue autor también del libro Panorama Histórico de la Música en Cuba (1971), devenido referencia para entender la evolución de la música académica en la Isla. 

Edgardo Martín falleció en La Habana el 16 de mayo de 2004, aportando un legado que no se reduce a partituras: es un ejemplo de compromiso con la música de concierto, con la educación musical, con la crítica honesta, y con una cubanía intangible, presente en la forma y en el contenido de su obra.

Foto: Tomada de Perlavisión

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