Adalberto Álvarez: el caballero que puso a bailar al alma de Cuba

Adalberto Álvarez

Imagina una melodía que nace en el corazón de Camagüey, se expande por los salones de baile y termina convertida en símbolo nacional. Así fue la obra de Adalberto Cecilio Álvarez Zayas, El Caballero del Son, artista esencial en la revitalización y proyección contemporánea de la música cubana.

Nacido en La Habana en 1948, fue pianista, compositor y arreglista de talento singular, en tanto su formación en la Escuela Nacional de Arte y posterior labor como profesor en Camagüey marcaron el inicio de una carrera que cambiaría la música popular en la mayor de las Antillas.

En 1978 fundó la agrupación Son 14, con la cual conquistó al público desde su primer disco A Bayamo en coche. Más tarde, en 1984, creó la orquesta Adalberto Álvarez y su Son, que durante casi cuatro décadas hizo bailar a generaciones de cubanos y amantes de la música latina. Su estilo unió tradición y modernidad: armonías frescas, letras ingeniosas y un sello que lo convirtió en uno de los autores más versionados de la Isla.

Éxitos como “¿Y qué tú quieres que te den?“, “Mi linda habanera“, “Para bailar casino“ o “El son de Adalberto suena cubano“, trascendieron fronteras y fueron interpretados por figuras como Juan Luis Guerra, Oscar D’León y Omara Portuondo. Su prestigio fue avalado por galardones como el Premio Nacional de Música, la Orden Félix Varela y múltiples Premios Cubadisco, pero, sobre todo, por el cariño de un pueblo que lo reconoció como parte de su identidad.

Hombre íntegro y coherente, también fue diputado a la Asamblea Nacional y un defensor de la espiritualidad afrocubana, que incorporó con naturalidad a su obra, otorgándole visibilidad y respeto.

El 1 de septiembre de 2021, a los 72 años, la música de su país natal despidió físicamente a este gran sonero. Sin embargo, su legado permanece vivo: cada vez que suena un son Adalberto vuelve a sonreír en la memoria de Cuba, mientras cumple su mayor misión, aquella que él mismo resumía con sencillez: “hacer que los bailarines bailen”.

Foto: Tomada de Escambray

Autor