Walfrido Guevara, reverente de la música cubana

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Walfrido Guevara reverenció la música cubana con la autoría de canciones y boleros entre las que sobresalen: “Un juramento de amor”, “Derrotado corazón”, “Canción del borracho”, y “No quiero matarte”. A la lista se suman el son montuno: “Qué cinturita”; el chachachá: “Bésala y cásate”, y las guarachas: “Qué buena es la nochebuena” y “Dengue con dengue”.

En la década del 30 de la pasada centuria se produjo el incipiente despegue de Walfrido como autor e intérprete de guarachas y canciones pertenecientes a la trova tradicional. Sin dejar atrás su capacidad de compositor y solista formó una dupla con Raúl Barbarú en su ciudad natal, Santiago de Cuba, donde se presentó con regularidad en varios espacios de esa ciudad. Diez años después, en busca de nuevos horizontes musicales, junto a su compañero musical (Raúl Barbarú) vino para La Habana y se
presentaron en la emisora Mil Diez, una de las más populares de la época.

Con posterioridad, como parte de sus potencialidades sonoras, que le permitían interactuar con otros músicos, Walfrido se alió a José Antonio Valentino y Santiago Fulleda, hasta integrar, en 1947, un dúo con Juvenal Quesada, compositor, guitarrista y cantante, pilar y centro aglutinador de la trova santaclareña.

Ocupó en el corazón de Guillén un sitio privilegiado, de él nuestro Poeta Nacional dijo en una ocasión: “Pienso que nos une el alma de la bohemia cubana”.

Guevara hizo presentaciones en actividades trovadorescas junto a Ida Laguardia y Antonio Rodríguez, como guitarrista acompañante, bajo el nombre Los Idaidos, a quienes aportó mucho con la sonoridad de la guitarra y la creatividad de la composición.

Depositario de la trova tradicional de Santiago de Cuba, cuna de grandes trovadores, compartió con muchos de ellos, y admiró la armonía de sus liras y el influjo romántico de sus canciones.

Santiaguero por partida de nacimiento no limitó su itinerario de vida a la ciudad indómita, vivió en la Ciudad de los Puentes (Matanzas), en Manzanillo y en la capital del país, a donde llegó cuando estaba en pleno florecimiento el danzón-mambo y comenzaba a transitar a la fama mundial el cabaret Tropicana.

Dominica Verges, Tito Gómez; Joseíto Fernández y Benny Moré, interpretaron los temas de Guevara. Se relacionó con otros grandes de la composición, como Cheo Marquetti, y con Manuel Licea (Puntillita) al que consideró gran sonero, por la fuerza de sus ejecuciones y el timbre de su
voz.

El nacimiento de Walfrido Guevara tuvo lugar en Santiago de Cuba el 9 de diciembre de 1916. Nunca abandonó la música ni la guitarra, su eterna compañera de acompañamiento y composiciones. Murió a los 87 años de edad, pero sus obras permanecen en el recuerdo de quienes valoran el bolero, las guarachas, los sones y los chachachás como lo más excelso del patrimonio rítmico de la Isla.

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