Con Cuba en su guitarra viaja a todas partes Reynier Mariño. De alma criolla y flamenco en el sonido, nada detiene al excelente músico.
Aunque no cantó junto al inigualable Paco de Lucía, lo sintió cercano, y sigue su legado con talento y total maestría. Desde lo aprendido cuando joven en la enseñanza artística en la Mayor de las Antillas, se eleva exquisito el rasgueo de las cuerdas que lo acompañan en disímiles proyectos.
En el terruño ya no le aguardan sus padres, pero sí un pueblo entero para admirarlo, aplaudirlo y muchos alumnos que aprenden de su virtuosismo con el instrumento musical. Por eso vuelve, o mejor, no se aleja demasiado.
Una y otra vez, como en este mes de julio, Reynier Mariño recorre diferentes ciudades de la isla amada con su agrupación y muchos artistas invitados, dejando un rastro de temas con sabor tan ibérico como cubano.
Su existir no puede ser más dichoso cuando toca suelo patrio. Sabe de las tantas compañías flamencas que lo reciben, de los estudiantes que esperan sus aportes. Para el creador su país está en él, necesita sentirlo, brindarle cuanto conocimiento posee y financiar múltiples proyectos para fomentar el sonido proveniente de Andalucía.
Este año su álbum Mi alma entre cuerdas estuvo nominado al Premio Cubadisco y ahora el guitarrista recorre diferentes latitudes, que incluyen Alemania, Rumanía y toda España, homenajeando al gran cantor de ese último país europeo, Nando Juglar, que promociona a los músicos del verde caimán en aquella parte del mundo.
Los conciertos proseguirán a diferentes naciones, como Túnez, Tanzania, Portugal, Hungría y otras comunidades ibéricas, pero se detuvieron en ciudades de la isla caribeña, como Güira de Melena, Sancti Espíritus y Cienfuegos, para concluir el domingo 28 en La Habana.
Al decir de este cubano tan flamenco, su familia sigue siendo su querida isla y cuando actúa en ella es algo muy especial para él.