Pequeña en estatura, pero inmensa en intención, Alina Orraca ha convertido la palabra coro en un paisaje sonoro donde confluyen rigor académico, pasión pedagógica y una sensibilidad que honra tanto la tradición sacra como la música contemporánea cubana.
Alina de los Milagros Orraca Llama nació en La Habana el 2 de diciembre de 1957 y desde muy joven se orientó hacia la dirección coral. Realizó su formación en el Conservatorio Esther Mateu de Guanabacoa, continuó en la Escuela Nacional de Arte —donde se especializó en Dirección Coral— y culminó sus estudios en el Instituto Superior de Arte (ISA), obteniendo la licenciatura en Música con énfasis en Dirección de Coro.
Su carrera combina la docencia y la creación coral: fundó el Coro de Cámara de la Escuela Nacional de Música (1979), la Schola Cantorum Coralina (1993) —agrupación que pronto se convirtió en referente de la interpretación coral en Cuba— y la Escolanía de la Capilla del Rosario (1996), además de dirigir el Coro Arquidiocesano Juan Pablo II. Bajo su batuta se han formado generaciones de cantores y directores, y su trabajo pedagógico se ha ejercido en conservatorios y en cursos internacionales.
Entre los hitos de su trayectoria sobresale la preparación y dirección del coro de 420 voces que participó en la Misa del Papa Juan Pablo II en La Habana (1998), un acontecimiento que mostró su capacidad organizativa y artística a gran escala. Asimismo, su Schola Cantorum Coralina ha sido reconocida en escenarios y festivales nacionales e internacionales y recibió distinciones en el ámbito discográfico y coral.
Maestra rigurosa, Orraca ha mezclado en su labor repertorios litúrgicos, obras contemporáneas y arreglos de la tradición cubana, propiciando un sonido claro, disciplinado y expresivo. Su voz —ahora la de quien dirige desde el podio— ha dejado huella en la vida musical habanera, donde su legado perdura en coros que hoy continúan su celo por la calidad y la educación musical.
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