Hay obras que no necesitan sonido para hacernos escuchar. Basta mirarlas con el alma, como quien entra a una gruta, cuyos elementos parecen emitir una nota profunda, gastada, resonante.
Así se siente el nuevo recorrido visual que propone Arturo Montoto bajo el título “Una visita a la caverna”, en la Galería Carmelo González, ubicada Calzada y 8, en el Vedado habanero, a partir de este domingo 20 de julio, 4:00 p.m.
De la mano del extraordinario artista cubano nos adentramos en lo esencial de los días vividos.
Desde su estudio en Guanabacoa, Montoto ha convertido el silencio en forma y la quietud, en armonía de luces contenidas. En esta exposición, convida a descubrir siete piezas realizadas en los últimos años, las cuales se apartan de su colorido habitual para abrazar un tono más sobrio, casi secreto. La crítica las ha llamado “dark”, si bien poseen, un susurro visual que toca lo hondo.
Los fondos ya no son arquitectónicos. Ahora, la abstracción pulsa con gestos suaves y al frente aparecen objetos antiguos: clavos oxidados, calderos rendidos por el tiempo, herramientas gastadas y símbolos velados de antiguos rituales. Nada parece gritar. Todo murmura. Y se siente una cadencia extraña, como de un instrumento olvidado que vibra desde lo profundo.
Montoto no retrata lo que fue: lo transforma. Exagera lo diminuto para que lo esencial se perciba más claro. En cada fragmento late una historia, como si el tiempo hubiera dejado su partitura sobre la superficie de los metales.
“Una visita a la caverna” nos permite meditar en voz baja en un espacio para dejar que el arte, como la buena música, se insinúe dentro sin decir palabra. Y aunque no haya acordes, salimos de allí con la sensación de haber escuchado una melodía inolvidable.