El tres es un instrumento que se deja querer muy bien 

Jany Quiñones

Jany Quiñones es una joven tresera cubana que ha transformado el panorama musical con su talento y dedicación. La destacada instrumentista compartió sus experiencias en el evento teórico del Festival Eyeife Woman. 

“Cuando estaba en el nivel elemental no se estudiaba el tres en Cuba. Entonces, empecé con la guitarra, y luego en la Escuela Nacional de Música me enteré de que existía la posibilidad de estudiar este instrumento. Realmente se me daba mejor porque soy pequeñita, tengo las manos pequeñas, la guitarra me quedaba un poco incómoda y el tres es un instrumento que se deja querer muy bien”, confiesa. 

Cuenta Jany que fue gracias a unas conferencias que ofrecieron los maestros Enid Rosales y Efraín Amador, fundador de la Cátedra de tres y laúd, que se enteró de la existencia de ese instrumento. Finalmente, fue en la Universidad de las Artes donde empezó a formarse como tresera. 

Un viaje musical 

La carrera del tres, al igual que la de otros instrumentos que se estudian en el Sistema Nacional de Enseñanza Artística, está enfocada en el aprendizaje de la música clásica lo cual les proporciona a los artistas una sólida base y una gran cultura de los diferentes géneros y periodos musicales. 

No obstante, se percibe la falta de una mayor inclusión de las tradiciones sonoras cubanas en los planes y programas de estudios, una problemática en la que todavía debe trabajarse aún más. 

“Así que todo lo que tiene que ver con los ritmos cubanos, la música popular, incluso del mundo, viene luego. Poco a poco uno lo va aprendiendo, como decimos aquí: en la calle, en la caliente; donde uno va aprendiendo lo que son los métodos populares. Tuve la suerte de empezar mi carrera profesional con la maravillosa cantante María Victoria Rodríguez, seguidora del trabajo de Celina González, la voz de oro de la música campesina. Estuve con ella tres años”, comenta. 

Desafiando Tradiciones 

Desde hace ocho años es la tresera del prestigioso Conjunto Arsenio Rodríguez, que le rinde honor a ese icónico músico cubano. “Dentro del grupo tengo la gran responsabilidad de mantener vivo el legado de Arsenio Rodríguez, su estilo de improvisación y su manera de ejecutar el tres dentro del conjunto, pero es un orgullo también tener que hacerlo de esa manera, con mucha disciplina y dedicación”, explica Jany. 

La inclusión de una mujer en un rol tradicionalmente masculino fue un desafío significativo para ella. “Romper con esa tradición fue un reto para mí”, afirma y recuerda que en sus inicios cuando había conciertos de la agrupación otros músicos, y hasta sus colegas del Conjunto, observaban su desempeño, con una mezcla de curiosidad y sorpresa, pues dudaban que “daría la talla”, como se dice en buen cubano. 

A pesar de las pruebas que tuvo que superar, logró imponerse a golpe de perseverancia porque, como ella misma advierte “cada ser humano se expresa en sus propios estilos, en su propia manera. No hay una manera de tocar de los hombres ni de las mujeres”. 

Jany representa no solo a las mujeres en la música cubana contemporánea, sino también a una nueva generación de treseras que han desafiado los estereotipos sexistas de quienes hablan de tocar “macho” cuando se refieren a la manera de ejecutar bien el instrumento por parte de los hombres. 

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