Edesio Alejandro, la autenticidad encontrada

Edesio Alejandro

Por: Yeilén Delgado Calvo

«Creo que lo principal en la vida es creer en lo que haces y buscar una manera más personal de hacer las cosas. Eso se logra trabajando mucho, buscando dentro de uno. Yo me encontré el día que busqué en mis raíces, en el son, en la rumba. Eso no quiere decir que mi manera es la correcta, hay mil formas de ser auténtico».

Así lo confesó a Granma Edesio Alejandro Rodríguez Salva, en una entrevista concedida a poco tiempo de que se le otorgase el Premio Nacional de Música 2020. Ahora, después de conocer la noticia de su fallecimiento, a los 66 años, en Madrid, donde se encontraba recibiendo tratamiento médico contra el cáncer, el primer pensamiento es que el suyo fue un camino genuino y fecundo hacia la autenticidad.

Compositor, cantante, productor y director de cine, Edesio nació en el barrio habanero de San Leopoldo. A los 11 años ya tocaba la batería en un grupo de rock, y a los 13 empezó a estudiar trompeta en el conservatorio Alejandro García Caturla, antes de cambiarse a la especialidad de guitarra, que era la que realmente le apasionaba.

La música y la persistencia de su madre por dotarlo de una cultura sólida fueron determinantes para él, ambas «lograron sacarme del ambiente de la calle. Soy una persona de bien más que un músico. Y eso es lo más valioso».

Al pueblo cubano lo puso a bailar al sonido de la chancleta, y con aquel pegadizo ”Blen Blen” que marcó una época; de la cálida acogida a esos y otros temas estaba agradecido: «Cuando una persona te canta una canción que tú escribiste hace 20 años, es una maravilla. Agradezco las bendiciones que me da el pueblo de Cuba».

Edesio compuso música para teatro, televisión y más de 50 obras para el cine. Estremecedora, y en el imaginario de todos los cubanos, se ubica la banda sonora de Clandestinos. Para él, eran las películas las que le decían cómo debían sonar, por eso las veía muchas veces antes de crear las piezas que sostendrían las historias.

Como bien apunta una nota del Instituto Cubano de la Música, el autor de Violente –ópera rock de 1987, considerada la primera de América Latina– fue un «gran defensor de la música y la cultura cubanas, destacó por su irreductible vocación experimental, su capacidad para fusionar los más diversos géneros y estilos, y su incondicional colaboración con los más jóvenes, quienes lo vieron siempre como un referente de auténtica raíz cubana y profundo compromiso con su pueblo».

El apoyo al movimiento del hip hop cubano, el Premio de Honor del Festival Cubadisco, la distinción Por la Cultura Nacional, las nominaciones a los Grammy, la selección como miembro de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood, su filme Mambo Man… son otros hitos de los muchos de una carrera artística que debe ser reverenciada.

Fuente: Granma

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