«Llevo la música en el corazón»

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Por: Madeleine Sautié / Foto: José Manuel Correa

Hace unos días, leíamos en la página en Facebook, de la cantante Rachel Valladares, una invitación a participar en la Fiesta del Pregón, que tendría lugar en el Teatro de Variedades América. En la publicación, la artista agradecía la solicitud que, a propósito del espectáculo, se le había hecho, y destacaba la oportunidad de recordar obras de este género, compuestas por maestros como Ernesto Lecuona y Moisés Simons, entre otros, que se han convertido en grandes éxitos a nivel mundial.

La noticia nos motivó a conversar con ella, cuya hermosísima voz hemos apreciado en boleros, habaneras, la canción y la trova… y ahora, con ese entusiasmo con que se toma todos sus proyectos, interpreta a Lecuona con el pregón El dulcero

«La Fiesta del Pregón se celebra por primera vez y es una idea original de Alexis Vázquez, director artístico del espectáculo, que acogió el Teatro América, apoyado por la Casa de Cultura de Centro Habana –nos cuenta–. Cuando me habló sobre el proyecto, le comenté que conocía el pregón El dulcero y que lo había escuchado por Candita Batista, quien había grabado un disco de pregones en Cuba. Y me pide que participe con este tema, que iba a ser diferente al resto de los que presentarían».

¿Qué emociones te deja esta experiencia?

Presentarlo solamente con voz y piano fue un reto. Me acompañó Gabriel Gómez, un pianista excelente que aceptó este trabajo con tremenda sabrosura y profesionalidad. Desde el punto de vista artístico, al asumirlo en escena, hay que llevarlo a una expresión teatral. El pregón no lo puedes cantar en frío, porque no llega. A diferencia del pregón en su entorno natural, este se produce en un teatro, y ese mensaje hay que hacérselo llegar al público.

Rachel Valladares es graduada de la Universidad de Ciencias Pedagógicas, en la especialidad de Lengua Inglesa, y aunque ama la pedagogía, la música es su más antigua obsesión. Desde niña, era capaz de repetir perfectamente las melodías que escuchaba, por lo que sus padres procuraron conducirla por esos rumbos.

«Primero empecé a estudiar piano, y estuve también en ballet, que me fascinaba; pero a mí lo que más me gustaba era entonar. Tenía unos diez años cuando aparecen unas audiciones para la cantoría escénica del Gran Teatro de La Habana. Me presenté solita, y me aceptaron. Allí montábamos zarzuelas, obras infantiles con ese corte, que tenían su complejidad, y recibíamos clases de actuación y de dirección coral. Participé y fui premiada en el concurso Cantándole al sol, con una obra de mi padre, el cantante y compositor José Valladares. Ya después, estudio el preuniversitario en los Camilitos, pero sin que se me despegara la música. Hasta una gira como aficionada realizamos por todo el Ejército Occidental. Es decir, que la música siempre estuvo ahí. Incluso, durante mis estudios universitarios, seguí estudiando canto con el maestro Edilio Hernández, un vocalista extraordinario».

Rachel es cantante profesional y ha ganado premios en concursos de habaneras. Participó representando a Cuba en un festival internacional de boleros celebrado en Nicaragua, y desde 2013 integra el elenco que se presenta en el festival Boleros de Oro. Es, fundamentalmente, defensora de la canción. «Me fui por esa línea de trabajo, que a veces es descarga, y otras no, pues depende del auditorio y del espectáculo». En la edición del concurso Adolfo Guzmán 2024 resultó finalista y obtuvo mención con el tema Iluminas mi universo, de María Esther Hurtado y Juan José Pompa. «Fue el maestro Miguel Patterson –con quien ya había trabajado, pues dirigió mi primer concierto en el teatro de Bellas Artes– el que me llama para participar en este concurso de composición que considero tan importante».

Como miembro de la Uneac, eres anfitriona de un espacio de promoción artística…

Canción de Rachel es una tertulia que organizo y se realiza el tercer viernes de cada mes, a las cuatro de la tarde, en la Galería La Moderna, en Reina número 53, frente al parque El Curita. He querido no solo promocionar lo que hago, sino también el trabajo de otros artistas para que se escuche la música cubana, y las cosas buenas que también hacen otras personas que a veces no se conocen tanto. Me propongo, entre mis objetivos, promover el trabajo de mujeres líderes de proyectos culturales. 

Rachel estudia todo el tiempo y esos saberes acotan la conversación, que lo mismo apunta a las características de determinados temas, que a su pasión «por la trova completa, sin distinciones», o a su valoración sobre la canción patriótica, «aunque para mí todo es música cubana». Pero de esa, específicamente, considera que no todo el mundo puede asumirla, «porque lleva una entrega diferente, una emoción especial y una concientización del mensaje».

Hacia el final del diálogo, y como quien no quiere guardarse nada, nos dice: «Me encanta defender la obra de mujeres compositoras, como Marta Valdés, por ejemplo, y sueño con grabar un disco con una selección de obras de mi padre, cantadas por importantes voces femeninas de la canción cubana. No concibo los días sin música. La llevo desde siempre en mi corazón».

Fuente: Granma

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