José Manuel Jiménez: brillante músico cubano

José Manuel Jiménez

En mis apresuradas lecturas sobre la música y los músicos de Cuba no puedo evitar que dos sectores antagónicos pugnen en el mismo escenario temporal.

Esa rebatiña anímica  se verifica  generalmente cuando tropiezo con el nombre de una genialidad del arte de los sonidos nacido en este maravilloso adarme de la cadena de islas antillanas.

Por un lado, me  embarga un justificado alborozo por el hallazgo personal y por el otro , se apodera de mí el disgusto, la desazón y la frustración por mi ignorancia mayúscula.

Tal contrapunteo  de intereses opuestos lo vivencie por centésima  vez, cuando en un texto sobre un prominente músico cubano se hacía referencia a José Manuel (Lico) Jiménez Berroa como uno de los maestros que lo instruyeron musicalmente.

El nombre de Lico Jiménez no me era totalmente desconocido, por haberlo encontrado citado como docente y como pianista, pero con certeza, no podía abundar sobre las muchas virtudes que adornaron la personalidad artística de aquel brillante músico del siglo XIX cubano

El mejor bálsamo que conozco para aplacar los sinsabores de los escasos sabores es consultar fuentes más documentadas. De este modo logré reunir una sucinta información, válida para sacarme del penoso percance.

José Manuel Jiménez Berroa  (1851-1917 ) nació en Trinidad, en el llamado Valle de los Ingenios. Descendiente de una  familia de negros y mulatos libres asentados en Cuba procedentes de Santo Domingo, lo que le permitió no sufrir  en piel propia los rigores de la esclavitud.

La familia estaba ligada al ambiente musical trinitario lo que determinó en su temprana vocación artística. Estudió música con su padre y su tía Catalina Berroa, quien fuera la primera directora de orquesta de Cuba y considerada la mujer que inició el movimiento de la canción en la ciudad de Trinidad.

Lico completó su educación en el ámbito germánico, ya que a los 15 años acompañó al violonchelista alemán Karl Werner, de gira por las principales ciudades cubanas.

Entonces algunas fortunas de la localidad se movilizaron para  enviarlo a Europa, donde permaneció 12 años. En Alemania estudió con prestigiosos profesores, así como en París.

Lico Jiménez se diplomó en el conservatorio de Leipzig, trabajó en Hamburgo, y en 1876  ganó el primer premio en el Conservatorio de París, bajo la tutela de Antoine François Marmontel.

Al regresar a Cuba en 1879 protagonizó conciertos exitosos en el teatro Tacón  y en la inauguración del Terry, en Cienfuegos.

A pesar del interés evidenciado por Jiménez Berroa de contribuir al fomento cultural de los habitantes de la Isla, sus gestiones fueron ignoradas por los sacarócratas criollos y el funcionariado colonial español que lo despreciaron por el color de su piel.

El desdén hacia su persona y su arte hizo que en 1890 regresara a Europa y se estableciera en Hamburgo, donde ocupó el cargo de director adjunto del conservatorio local. 

José Manuel Jiménez fue además un inspirado compositor .Está considerado por los especialistas como el principal exponente de la canción lieder.

Eduardo Sánchez de Fuentes, uno de los músicos más  representativo del primer cuarto de siglo XX afirmó que: “José Manuel Jiménez se preocupó por elevar el nivel artístico de nuestras canciones” y en especial destacó el álbum de cinco canciones que el músico tributaria en la última veintena de los 1800, un valioso álbum de cinco canciones que calificó de “verdaderos lieder que enriquecieron la literatura cubana y que pudieron servir de modelo a nuestros compositores”.

José Manuel Jiménez Berroa permaneció activo como concertista, compositor y maestro hasta su muerte en Hamburgo, el 15 de enero de 1917.

Foto: Tomada de Desbandada

Autor