Félix Chappottín: la trompeta que hizo bailar a La Habana

Félix Chappottín

Hay músicos cuya sola entrada en escena cambia la temperatura de una sala: el timbre se enciende, los pies se adelantan y los cuerpos se entregan. Félix Chappottín fue esa chispa: una trompeta con palabra, oficio y sabrosura que ayudó a forjar el son cubano moderno y dejó en cada nota la marca de una ciudad que sabe bailar su historia.

Félix Chappottín Lage nació el 31 de marzo de 1907 en La Habana y falleció el 21 de diciembre de 1983, también en la misma ciudad. 

De niño prodigio a forjador del son: su trayectoria comenzó temprano —en 1918 entró en la banda infantil de Guanajay y pasó por múltiples instrumentos antes de elegir la trompeta—, y en 1927 se incorpora al legendario Septeto Habanero, formación que sería fundamental para la consolidación del son como género popular. Su estilo de trompeta, brillante y conversador, lo convirtió en una pieza central del formato septeto. 

En las décadas siguientes Chappottín amplió su universo musical: trabajó con conjuntos y orquestas de la época y, de manera decisiva, se incorporó al conjunto de Arsenio Rodríguez. Tras la salida de Arsenio hacia otros rumbos, asumió la dirección de la agrupación y la transformó en Chapotín y sus Estrellas, consolidando una propuesta que mezclaba son montuno y una energía rítmica inconfundible. Bajo su batuta surgieron éxitos que hoy forman parte del acervo popular cubano. 

Como compositor e intérprete dejó piezas memorables: “El que no tiene no vale”, “Nicolás corrió”, “Oye como dice”, entre otras, que muestran su astucia melódica y sentido del fraseo popular. Su lenguaje instrumental dio voz a la guitarra y al tres, conversó con la voz y con la clave, y puso a la trompeta en el centro del son con una personalidad propia. 

Félix Chappottín no sólo tocó; enseñó, dirigió, reinventó formatos y creó una escuela de son que ha perdurado en generaciones de músicos cubanos. Su legado vive en las grabaciones, en los viejos tocadiscos y, sobre todo, en las pistas de baile donde su trompeta sigue pidiendo paso. Recordarlo es volver a dejarse llevar por el pulso de una isla que baila con el alma.

Foto: Tomada de TeleSur

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