Esther Borja, damisela que encanta la canción cubana 

Esther Borja

Pocas veces una canción ha nombrado tan merecidamente a su intérprete como Damisela encantadora a la magistral Esther Borja.

Desde su estreno la inolvidable noche del 13 de septiembre de 1935 en el Teatro Auditorium de La Habana durante la opereta Lola Cruz, el tema emblemático de esa obra identificó a la excepcional vocalista.

Su autor, Ernesto Lecuona, lo compuso el mismo día del ensayo general de la referida zarzuela. El genial compositor cubano lo concibió precisamente para la entonces joven Esther Borja, a quien ya le había escrito otras piezas, pero esta constituyó el debut de la cantante en una obra teatral.

En el caso de Damisela encantadora, como el resto de la música de Lola Cruz, fue concebida por el eminente pianista y el texto corresponde a la magnífica pluma del periodista y poeta Gustavo Sánchez Galarraga. Y es que ambos formaron por varios años un notorio dúo autoral.

La célebre pieza marcó la última etapa de ese binomio creativo en el teatro lírico y no pudo ser disfrutada por el mencionado bardo, que había fallecido un tiempo antes. La presentación de la memorable zarzuela fue un éxito rotundo, que muchos compararon con María la O, hasta aquel momento la mejor realización de Ernesto Lecuona.

El reconocido vals tropical fue interpretado exquisitamente casi al final del primer acto de la opereta y desde entonces nadie dudó en reconocer a Esther Borja como la dama de la canción cubana. Así recorrió el mundo llevando este tema y otros que en su voz de soprano eran un sello de virtuosismo y criollez.

Fue la intérprete preferida de Lecuona, pero también otros maestros del teatro lírico nacional, como Gonzalo Roig y Rodrigo Prats apreciaron su arte y le escribieron diversos temas.

Muchas otras cantantes han interpretado Damisela encantadora, pero todas reconocen que Esther Borja no ha podido ser imitada porque su estilo y condiciones vocales eran muy peculiares.

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