Algunas figuras de la música logran que sus notas no se olviden, que sigan resonando mucho después de haber sido interpretadas. Electo Rosell Horrutiner fue uno de esos artistas: compositor, violinista y director de orquesta que dejó una huella indeleble en la tradición musical cubana.
Su talento y dedicación transformaron cada interpretación en un encuentro íntimo entre el público y la música, y cada composición en un puente que une generaciones.
Nacido el 7 de noviembre de 1907 en La Habana y fallecido el 15 de marzo de 1985, Rosell Horrutiner desarrolló una carrera destacada en la interpretación del violín, la composición y la dirección de orquesta.
Su obra se convirtió en un referente del arte sonoro en la mayor de las Antillas, abarcando géneros que van desde la música de concierto hasta arreglos para ensambles populares, siempre con un sello personal que combinaba rigor técnico y sensibilidad artística.
Desde temprana edad, Electo mostró una afinidad especial con el violín, destacándose por su precisión, expresividad y capacidad para transmitir emociones profundas a través del instrumento.
Como compositor, supo fusionar la tradición musical criolla con influencias clásicas, creando piezas que hoy son estudiadas y apreciadas por músicos y aficionados por igual. Su obra no solo se escuchaba, sino que se sentía, revelando la riqueza cultural y emocional de su país.
Además de su labor como intérprete y compositor, Rosell Horrutiner fue un director de orquesta comprometido con la excelencia y la innovación. Su liderazgo fomentó la cohesión y la creatividad en los conjuntos que dirigió, elevando el nivel interpretativo y brindando al público experiencias musicales memorables.
Su influencia pedagógica también dejó una marca duradera en estudiantes y músicos jóvenes, consolidando su legado en la formación de futuras generaciones.
Recordar a Electo Rosell Horrutiner es celebrar a un artista que dedicó su vida a la música, al estudio y a la enseñanza. Sus composiciones, interpretaciones y enseñanzas siguen vivas en cada acorde ejecutado, en cada clase impartida y en la memoria de quienes valoran la riqueza de la música cubana. Él no solo tocó el violín: tocó corazones y sembró melodías que permanecen para siempre.
Foto: Tomada de Facebook
