Por: Guille Vilar
Según cuentan los libros de historia, un ariete es un arma de asedio originada en épocas antiguas, usada para romper las puertas o las paredes fortificadas por medio de un tronco grande y pesado que es cargado por varias personas e impulsado con fuerza contra cualquier obstáculo. Precisamente, en estos momentos, la cultura cubana cuenta con un poderoso ariete cargado por músicos que aportan todo el amor y la pasión que se requiere para honrar la tradición plasmada en el disco Estrellas de Buena Vista y Más Live in Havana.
Ovacionado en los múltiples escenarios que se ha presentado, este piquete dirigido por el imprescindible tresero Pancho Amat satisface el reclamo de multitudes ansiosas por revivir en conciertos el hechizo embriagador que hemos heredado del Buena Vista Social Club.
No por gusto Pancho, al hacer mención de semejante ariete, nos confirma que «en dicho tronco todavía se preservan las ramas que le dieron vida a aquel memorable proyecto, florecidas por nuevas generaciones que continúan la huella de los que les antecedieron, así como estos a su vez siguieron el legado de sus abuelos».
Después de esta sublime declaración acerca de su apego a las raíces en pleno siglo XXI, se evidencia la preponderancia del valor agregado por Pancho al disco Live in Havana, que es presentado al Premio Cubadisco por los sellos discográficos Efecto Sound y Bis Music.
Al escuchar esa sandunga que ha hecho levantar a un público eufórico de sus asientos en la Sala Covarrubias del Teatro Nacional durante este concierto de Buena Vista y Más en el marco del Festival Jazz Plaza 2024, comprobamos de inmediato que para nada se trata de una pobre imitación del encanto desbordante del Buena Vista original.
Motivado por la experiencia que distingue a Pancho en el dominio de los exigentes requisitos de la industria en los tiempos que corren, este conoce perfectamente el enorme arsenal de memorables canciones de antaño arraigadas en el gusto popular, que de seguro serán bien recibidas; pero, por otra parte, también sabe que no puede quedarse con el limitado formato instrumental recreado en aquel entonces por Ry Cooder.
Esta es la razón por la cual Pancho ha concebido que la nueva propuesta sea identificada por la abarcadora sonoridad propia de una orquesta, pero sin tener que alejarse necesariamente del proyecto original. Si bien algunos de estos músicos formaron parte de los diferentes desprendimientos primigenios del Buena Vista Social Club, ahora comparten la escena con otros más jóvenes, pero escogidos precisamente por sentir la misma adicción hacia la tradición.
Junto al propio Pancho Amat encontramos al percusionista Ángel Terry al lado del saxofonista Javier Zalva y al pianista Alejandro Falcon con el trompetista Alain Pérez, además de los cantantes Carlos Calunga, Arahí Martínez y Lázaro Villa, entre otros más.
Escuchar en este disco del Buena Vista y Más al “Chan”, el clásico de Francisco Repilado en la voz de Calunga, u oírlo en el sabroso son “El Cuarto de Tula”, de Sergio González, y al mismo tiempo de poder disfrutar de una soberbia interpretación de la cantante Arahí en la combinación de “Lágrimas negras”, de Miguel Matamoros, con “Menéame la cuna”, de Ñico Saquito, constituyen una refrescante alusión a la impactante vigencia del camino recorrido por el Buena Vista Social Club como marca registrada en el mundo.
Pero, sobre todo, se trata de una ennoblecedora oportunidad de exaltar el lugar preferencial que tiene en nuestros genes esta revitalizada música tradicional en el cambiante universo de las manifestaciones que están de moda en la música popular contemporánea.
Fuente: La Jiribilla / Foto: Latitud Canarias