Eduardo Ramos: residencia permanente en el parque de la música

Eduardo Ramos:

Cuando era joven –hace más de tres décadas y media, para ser más exacto– me gustaba escuchar las canciones del Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (GESI).

Confieso que no conocía el nombre de todos sus integrantes y mucho menos identificarlos en las fotografías que se publicaron, no con mucha frecuencia, en la prensa de la época .

En particular, veía con cierta aureola de misterio la figura delgada, tez mulata y más alta que el resto de los integrantes habituales del núcleo fundador de aquella cofradía de exploradores musicales. En un principio llegué a confundirlo con Pablo Milanés que por aquel entonces también era delgado.

Poco después salí de mi error, gracias a indagaciones que realicé entre amigos y diletantes. Supe entonces que aquel sujeto se llamaba Eduardo Ramos Montes (La Habana, 20 de octubre de 1946 / 16 de marzo de 2018), uno de los músicos que, procedentes del Movimiento de la Nueva Trova, formaron en los primeros meses de 1969 parte del naciente GESI.

El mismo recurso de preguntar a los que saben, me permitió conocer que Eduardo Ramos era compositor, arreglista, contrabajista y guitarrista, que estudió en la Escuela de Superación profesional Ignacio Cervantes. Antes de formar parte de GESI era segunda guitarra del Grupo Sonora 6, que dirigía Martín Rojas junto con otros músicos que luego alcanzaron renombre en otras agrupaciones como Enrique Pla, Carlos Puerto y Carlos Averoff.

Para  aquella fecha, Ramos ya escribía canciones con una armonía muy particular. Ejemplo de su labor autoral durante la etapa es “Siempre te vas en las tardes”.

Se dice que Ramos Montes era parco en palabras, prefería expresarse por intermedio de la música, aunque también se adueñó de éstas “para hacer canciones”, como afirmó el colega Pedro de la Hoz.

El compositor declaró en una ocasión que nunca se consideró un trovador, como Silvio, Pablo, Noel y otros que dieron nacimiento a la Nueva Trova, pero aún así, sus composiciones “Su nombre de pueblo“ y “Canción de los CDR“, forman parte inalienable de la memoria musical del pueblo cubano.  No menor abolengo tiene “36 peldaños“, catalogado uno de los mejores de la época.

A propósito de las canciones de Eduardo Ramos, el cantautor Silvio Rodriguez apuntó: ”Sus temas me fascinaban, tenían atmósferas oscuras, con giros armoniosos y melódicos inhabituales“.

No es menos cierto que Ramos manifestó su liderazgo y la solvencia como instrumentista y orquestador por encima de sus contribuciones a la renovación trovadoresca. Sus arreglos se caracterizaron por lograr en primer lugar el equilibrio y empaste necesario entre el grupo y el cantante solista.

Después de su salida del GESI, Eduardo Ramos fue director musical y contrabajista del Grupo de Pablo Milanés, así como presidente del  Movimiento de la Nueva Trova. Trabajó, además, en los estudios de grabación “Abdala’.

Como afirmó Silvio Rodríguez: “Eduardo Ramos (…) tiene residencia permanente en el parque de la música“.

Foto: Tomada de internet

Autor