Adolfo Alfonso: maestro del repentismo

Adolfo Alfonso

Cuando nació Adolfo Alfonso Fernández el 8 de julio de 1924 no se registró ningún suceso telúrico en la región que actualmente ocupan los municipios Güines y Melena del Sur, ambos en la actual provincia de Mayabeque, pero la llegada al mundo del nuevo compatriota debió haber dejado una huella en la geografía del lugar, como más tarde lo hizo en la escena cultural cubana.

Se sabe sin disputa, que el niño vivió poco en aquélla  zona, porque a los 8 años de edad ya corría por algunas calles de La Habana.

Al  mudarse a la capital, el infante que años más tarde se convertiría en uno de los mejores repentistas que tendría Cuba, no olvidó su raigambre guajira. Llevó impregnados en sus oídos el rumor de la campiña, el arrullo de las aguas del río Mayabeque y los trinos de sinsontes, clarines y otras aves canoras.

Se cuenta que el chico reveló tempranamente su estirpe musical, al interpretar tangos de moda, a los que solía adicionarles algunas improvisaciones propias con lo que puso de manifiesto tener el repentismo a flor de labios.

Poco después, al escuchar una controversia entre Ángel Valiente y Jesús Orta Ruiz quedó impactado, tanto, que le indujo a abrazar la estrofa de Espinel como forma de expresión artística, un hábito que le acompaño por el resto de su vida.

El buen quehacer y un golpe de azar le permitieron debutar oficialmente en la emisora CMBF en 1939. Posteriormente, pasó a trabajar en la emisora Mil Diez, en un programa que dirigía Justo Vega, quien para entonces, ya tenía una carrera consolidada. Aquí comenzó a gestarse una relación profesional, caracterizada por la camaradería y afinidad de intereses, que devino hermandad.

Por esa época, Adolfo Alfonso simultaneó en otros programas de música campesina en diversas emisoras. En esos años también incursionó en la pantalla chica, donde en El Guateque de Apolonio, trasmitido por el canal 2, compartía el set con Jesús Orta Ruiz por espacio de un año.

El punto de máxima popularidad de este «Guajiro citadino» lo alcanzó con la fundación del programa televisivo Palmas y Cañas en 1962, donde integró un dúo de repentistas con Justo Vega, quienes protagonizaron históricas y muy gustadas controversias durante un cuarto de siglo.

El talento poético de Adolfo Alfonso, la agilidad mental, el acento jocoso cercano  al choteo cubano, le permitieron brillar a la par de Justo Vega, al que consideraba su maestro y junto con él, romper la barrera rural que encasillaba al repentismo y con ello, llevar su música a un público más amplio.

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