Cada año, el coloquio teórico “Leonardo Acosta in memoriam”, que tiene lugar en la Nave 3 de Fábrica de Arte Cubano, deviene espacio propicio para la reflexión y aprendizaje tanto de noveles y reconocidos intérpretes como de estudiantes que integran el sistema de enseñanza artística nacional.
En una de sus sesiones teóricas, el pianista Roberto Fonseca, actual director del Festival Internacional Jazz Plaza, compartió sus vivencias sobre su participación en la realización del álbum Olokun, del quenista argentino Rodrigo Sosa, producido en 2024 por la Casa Discográfica y Editora Musical Colibrí.
Al finalizar la presentación del fonograma, Fonseca transmitió un mensaje claro a los estudiantes que se forman en las escuelas de arte. Les habló sobre la importancia del estudio y la preparación para el futuro profesional.
En su intervención, el pianista enfatizó que cada músico debe explorar diversas corrientes estéticas para enriquecer su propio estilo. Citó a compositores como Béla Bartók y pianistas como Thelonious Monk. Destacó que cada uno aporta una perspectiva única al universo sonoro.
El pianista instó a los jóvenes a escuchar todo tipo de música, pues cada sonido es una fuente de información que puede ser incorporada en su arte. La mezcla de influencias, como la música hindú y cubana, puede dar lugar a creaciones innovadoras y sorprendentes, aseguró el jazzista.
Para Fonseca, no hay buena o mala música; todo depende del enfoque y la sinceridad del artista. El también director artístico y compositor subrayó que no existen músicos “mejores” o “peores”: cada uno tiene su propio camino y estilo.
Un aspecto crucial que abordó fue la búsqueda de una voz propia en la música. Afirmó que el reconocimiento a través de unas pocas notas es invaluable y se logra mediante el estudio constante y una mentalidad abierta. A pesar de alcanzar niveles de popularidad, advirtió sobre los peligros que enfrenta un artista cuando deja de lado el aprendizaje.
Fonseca mencionó que la música es una vibración, capaz de evocar emociones profundas en quienes la escuchan. Resaltó que los artistas tienen el poder de crear experiencias que pueden hacer reír, llorar o bailar al público. Esta conexión emocional es fundamental para el arte musical, dijo.
La humildad y la apertura son esenciales para seguir creciendo como artista. En este sentido, recomendó leer mucho y aprovechar las herramientas actuales, como Internet, para acceder a una mayor cantidad de información musical.
Con su enfoque en la educación y la creatividad, Fonseca continúa dejando una huella imborrable en el panorama musical cubano, e inspira a las nuevas generaciones a explorar y amar la música en todas sus formas y estilos.
Desde sus redes sociales, el pianista invita al público al concierto de clausura del Festival Internacional Jazz Plaza 2025. La gala tendrá lugar el próximo domingo 2 de febrero, a las 9 de la noche, en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional de Cuba. El espectáculo llevará por título: From Buena Vista Social Club. Herencia. Desde ya promete ser un punto culminante de la cita, en la cual se mostrará, además, la versatilidad y riqueza del jazz.