Dicen que a un buen sonero se le reconoce por la facilidad para introducir un nuevo tema en el montuno o estribillo y Cándido Fabré es representativo de ello.
La prensa foránea lo ha calificado como «el sonero cubano más versátil» y a sus improvisaciones «las mejores desde el Benny». Mientras que otros lo ubican como el primero entre nuestros soneros y uno de los mejores improvisadores del mundo.
Y no les falta razón, porque el también compositor y director es un gran seguidor del Benny, aunque nunca ha pretendido imitarlo.
Más bien trata de imprimirle un sabor personal a su desempeño para motivar al público que lo sigue en cada presentación.
Cándido Fabré atesora la mejor riqueza de nuestros ritmos, y con su voz rajada, sensual y alegre, es dueño de un singular estilo que se basa en la mejor tradición sonera cubana.
Sin embargo, su forma de improvisar ha motivado opiniones controvertidas a partir de que muchos lo ven más como repentista que como sonero.
Pero a Fabré no le preocupa y defiende lo magnífico de su sello personal cuando asegura: «Que me consideren un repentista no me da tristeza porque para ser un buen sonero tienes que ser improvisador, aunque no me gusta que me encasillen porque soy creador».
Cándido Fabré es considerado con toda certeza como uno de los más versátiles e ingeniosos soneros cubanos de la actualidad y un pilar en la revitalización compositiva del género.